Comandante Antonio García

Entre abril y junio del presente año se reactivó la misión naval Southern Seas 2024, un ejercicio naval de gran impacto que articula oficiales de Chile, Argentina, Brasil, Ecuador, Perú, se trató además como hecho simbólico y mensaje a otro nivel, de la gira por toda América latina del porta-aviones de propulsión nuclear USS George Washington.

Entre el 26 de junio y el 2 de agosto, se realizó el ejercicio de guerra naval más grande del mundo el RIMPAC2024, entre los países participantes se cuenta a México, Chile, Colombia, Ecuador, Perú.

Se suma a este ambiente de guerra total en construcción, el llamado Polígono de Seguridad del Pacífico, promovido por EEUU agrupando de esta región a Ecuador y Colombia, junto a Japón, Corea del Sur y Filipinas.

Así mismo, en ese mismo marco de acciones, Ecuador bajo el mandato de Noboa se apresura a abrirle la puerta formal, pues ya entregó soberanía a los EEUU, al regreso de las Bases Militares en dicho país. Otro tanto concretaron acuerdos militares con el Comando Sur de los EEUU, Chile con Boric y Argentina con Milei, desconociendo una larga historia de injerencias, golpes militares y desastres que ha causado este tipo de relaciones.

Estos ejercicios y acuerdos no son hechos aislados, tampoco simples maniobras defensivas, de coordinación, cooperación, son en realidad parte de la respuesta de EEUU para “poner freno” al avance de China, Rusia e Irán, en palabras de la Jefa del Comando Sur Laura Richardson.

Una estrategia que garantiza sin duda alguna, instaurar el caos en esta región, como arma de poder imperial en momentos de alta tensión geopolítica y del fortalecimiento de un ya palpable nuevo orden multipolar.

Se trata de todo un juego de posiciones que se debe entender en el marco de una estrategia global más compleja, entre ella el naciente AUKUS denominado la OTAN para el Indo – Pacífico, articulación de Estados Unidos, Reino Unido y Australia para detener a China y Rusia.

Bajo esa alianza y estrategias, por ejemplo, han ido poco a poco llenando de submarinos nucleares la región, porta-aviones, buques de guerra, toda una potente y avanzada infraestructura de guerra global, ubicando centros de control y manejo en todo el indo-pacífico, una región en la que hoy se mueve buena parte del PIB Global. El eje de interés estratégico global ha variado, y ahora gira hacia esta región.

La cumbre del G7 ya viene anunciando hace unos años y al parecer ha concretado una estrategia civil comercial, perfectamente anclada a este avance militar estratégico, se trata de la Asociación Global para la Infraestructura y la Inversión Global (PGI) que busca inter-conectar Asia, India y Europa, con la excusa de fomentar el comercio, la cooperación y la sustentabilidad, lo concreto es que hace parte de una gran estrategia militar de control regional, como contención ante el avance del gran proyecto Chino de la Ruta y la Franja de la Seda.

La Paz no es el panorama de estas potencias occidentales, sino el caos y la destrucción como dominación.

Lamentable sí, que América Latina incluyendo gobiernos progresistas aúpen, empujen y con dineros públicos estos escenarios no deseados.

Toda la energía y recursos hoy, debería estar en impulsar el bienestar regional, salud, educación, cerrar la brecha de la desigualdad, el cuidado real de la tierra, pero no, la militarización gana espacio cada vez más, con consecuencias nefastas e inesperadas aumentando el dolor, el hambre, la desigualdad y como respuesta no hay otro camino que la justa y digna resistencia de los pueblos.

El movimiento social, popular, debe estar al tanto de estos escenarios, que hoy incluso buscan esconderse tras discursos verdes y de protección del medio ambiente, es necesario analizar cómo estos asuntos avanzan de la mano de las lógicas fascistas en el mundo y la región, requerimos analizar estas realidades, informarnos, analizar el contexto cambiante hoy, que haga parte de la agenda reivindicativa, de lucha de los pueblos, potenciando las redes internacionalistas desde las bases.

La Paz regional, proclamada y ratificada por los países miembros de la CELAC se constituye en un imperativo para los países de Nuestra América y construir una paz transformadora, participativa en agenda de lucha desde abajo.

Tomado De:

LA SEGURIDAD GLOBAL DEL IMPERIO

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