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En Colombia la verdad está secuestrada desde hace tiempo y las élites
no tienen pensado liberarla, ni siquiera a cambio de la paz.
La libertad de expresión (individual y colectiva pero no empresarial)
ha sido confundida con la libertad de prensa (que es una libertad de empresa).

Las mentiras las fabrican y reciclan sin que su difusión tengaconsecuencias legales o morales de tipo alguno. Es decir, la libertad “de informar y recibir información veraz e imparcial” (Constitución de Colombia, Artículo. 20) es un mito, cuando no un señuelo para incautos.

¿Por qué puede funcionar tan bien un sistema que fabrica mentiras, hace daño a los procesos sociales y políticos, amenaza los esfuerzos de tránsito hacia la paz y socava los pocos restos democráticos que el país tiene en su enfermo organismo institucional? La explicación, en realidad, es sencilla; los medios de comunicación masivos y convencionales están en manos de muy pocos grupos económicos que, a la vez, son los que detentan el poder real del país, sustentados en tres patas serviles: lo mediático, lo político institucional y lo militar. Este complejo sistema de secuestro de la verdad funciona porque se cuenta que Colombia es una democracia y que hay pluralidad de medios, ¿será que sí es así?

Miremos: según el Instituto Reuters, Colombia cuenta con un sistema de medios convencionales con 200 emisoras de radio, unos 50 canales de televisión y unos 50 periódicos, pero el 90 por ciento de las audiencias pertenecen a Caracol TV y RCN TV, El Espectador y El Tiempo, y Caracol Radio y RCN Radio.

En el consumo convencional de medios hay un abrumador control por parte de Caracol TV (45%), RCN TV (26%), El Tiempo (23%), Q’Hubo (22%), Noticias 1 (19%) y Caracol Radio (18%). Mientras, en el mundo on line, en internet, el consumo de noticias se hace por estos canales: Eltiempo.com (29%), seguido de Noticias.CaracolTV.

com (23%), Pulzo (22%), revista Semana (20%) y El Espectador (18%). La ficción de la pluralidad de visiones se desinfla cuando se ve la concentración oligopólica de los medios y, por tanto, de la capacidad
de influencia de los mismos. El pasado mes de febrero, en una entrevista, el jefe de la Delegación de Diálogos del ELN recordaba que “en Colombia no estamos en un Estado de derecho sino en un Estado de opinión” y esa opinión está condicionada por unos pocos propietarios que además —¿adivinen qué?— son los mismos que controlan los principales consorcios económicos del país.

Repasar qué grupos económicos son los dueños de los medios que más influyen —los secuestradores de la verdad— es recorrer la lista de las personas más ricas de Colombia. La Organización Luis Carlos
Sarmiento Angulo es propietaria de 23 medios de comunicación, algunos tan influyentes como El Tiempo, ADN, City TV o Portafolio. Recordamos que Luis Carlos Sarmiento Angulo es el hombre más millonario de Colombia, según la revista Forbes, con un patrimonio personal de unos 6.400 millones de dólares (unos 26 mil millones de pesos).

Medios como RCN TV, RCN Radio, La FM o La República son de la Organización Carlos Ardila Lülle, que suma otros 24 medios de comunicación de diverso tipo. La familia Santodomingo —la viuda de quien fuera el hombre más rico de Colombia durante décadas, Julio Mario Santodomingo, y dos de sus hijos cuentan con tres de las fortunas más grandes de las seis primeras del país— es propietaria de 16 medios de comunicación entre los que están Caracol TV, El Espectador, Blu Radio o Pulzo.

Jaime Gilinski, el nuevo multimillonario súper poderoso de Colombia, se hizo con el control de Revista Semana y en los últimos meses ha comprado El País de Cali y El Heraldo de Barranquilla.

Al capital internacional también le gusta secuestrar la verdad y el Grupo Prisa, de origen español y ahora controlado por Fondos de Inversión multinacionales, es propietario de 16 medios, entre ellos
Caracol Radio o LA W.

El “Estado de opinión” funciona de formas muy perversas porque retroalimenta el mundo de la política institucional y de sus opinadores aunque casi nadie confíe en él. El Instituto Reuters también nos cuenta que en 2023 sólo un 35% de las colombianas y colombianos que consumen noticias confían en ellas, cuando en 2021 era del 40%. Conforme se radicaliza el uso de la mentira y las manipulaciones para
polarizar al país, la confianza de la ciudadanía en los medios cae. Curiosamente, los medios que logran mayor confianza del público no son los de mayor audiencia: Noticias1 (71%), Señal Colombia (65%),
NotiCentro 1 CM& (63%), El Tiempo (60%) y El Espectador (59%).

Todo el sistema del secuestro de la verdad está sostenido por un engranaje de foros, observatorios y formaciones para “luchar” contra la postverdad y para generar lazos de confianza con los mismos medios que vomitan la mentira. Un ejemplo paradójico —y lamentable— es el del llamado Barómetro de la Reconciliación, una herramienta financiada por la cooperación estadounidense para medir qué tan dispuestos estamos los colombianos a ‘tratarnos pasito’. En este informe, que patrocina ¡Revista Semana!, se demuestra que el 70% de los colombianos desconfía de los medios de comunicación.

1 comentario en «EDITORIAL INSURRECCIÓN 909: EL SECUESTRO DE LA VERDAD»

  1. Quisiera poder hablar con ustedes. Soy reportero y estamos haciendo un reportaje sobre la situación de la frontera en Norte de Santander. Viajaré en los próximos días y quisiera poder tener algún contacto con ustedes para una posible entrevista o información oficial. Muchas gracias.

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