
Los Estados Unidos (EEUU) sufren una merma de su capacidad de producción, comercio y tecnología, que Trump busca remediar con el uso de la fuerza y la amenaza de usarla, generando ‘la guerra comercial más estúpida de la historia’, según afirman allá en EEUU.
Hace 80 años terminó la Segunda Guerra Mundial y de ella salió fortalecido EEUU como cabeza del imperio anglosajón, lo que determinó las instituciones políticas y económicas multilaterales que ordenaron el mundo desde entonces; hoy esa supremacía se ha diluido, su poder unipolar declina y emerge un mundo multipolar que los va reemplazando en el liderazgo global.
El poderío estadounidense estuvo basado en la fortaleza del dólar como moneda de referencia mundial, con la que desarrollaron la globalización capitalista neoliberal, centrada en la especulación financiera, que los llevó a abandonar su producción manufacturera; apogeo de ganancia fácil que ha llegado a su fin y que Trump persigue sacar a flote, colocando mpuestos elevados a las mercancías que EEUU importa de otros países. Este presidente, con esta guerra empeora el estancamiento de la economía de EEUU, aumentando la inflación interna y precipitándolos hacia la recesión.
Actualmente el peso de las exportaciones e importaciones estadounidenses representa el 10,35 por ciento del comercio global, mientras que en 1990 era el 14 por ciento; las potencias agrupadas en los BRICS representaban el 1,8 por ciento del comercio mundial en 1990 y ahora tienen el 17,5 por ciento, de los que solo China tiene el 12 por ciento. EEUU compra productos chinos porque son de buena calidad y no son costosos, porque su industria no puede competir con la de China. A lo que se suma que, el avance tecnológico chino ha dejado atrás al de EEUU, por ello es que la plutocracia estadounidense lanza la guerra comercial y tecnológica contra China.
El antídoto frente a la guerra comercial imperialista es un cambio de modelo desarrollando una economía de circulación interna, donde la producción propia priorice abastecer el mercado nacional; junto a integrar la economía del país a la del resto de nuestros vecinos latinoamericanos.
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INSURRECCIÓN 995