El presidente Petro volvió a recordar cuál es el principal cambio que tenemos que hacer en el país: quitar el viejo orden de injusticia que agobia a Colombia, régimen de orcos terroríficos que persiguen y exterminan opositores, para mantener privilegios a una minoría.
Este 13 de agosto se cumplen 25 años en que los orcos asesinaron al humorista Jaime Garzón, quien se había convertido en un referente nacional de oposición al bicentenario orden de injusticia imperante, por medio de burlarse del poder, satirizando la manguala entre militares y paramilitares, y desnudando la corrupción mafiosa enquistada en las instituciones; oponiéndose a la guerra perpetua a la que quieren condenar a Colombia, sus agenciadores, la élite dominante y el imperialismo norteamericano; con una narrativa de llamar las cosas por su nombre, verdad que rehúyen los súper millonarios y sus empresas de comunicación, que solo desinforman y manipulan a la sociedad, con el fin de sembrar ignorancia, odio y polarización. Garzón al trabajar por la paz, la lucha anticorrupción y con la verdad en la mano, el viejo régimen lo declaró objetivo militar y encargó su asesinato a sus escuadrones de orcos.
Como la tiranía ejerce el poder más allá del derecho y abusa de la fuerza para sostener el régimen imperante, su producto natural es la impunidad plena para los de arriba, a la vez que adecúa las leyes para criminalizar a los de abajo, junto a dar trato de guerra a la protesta social y a la oposición; por esto, asesinatos como el de Garzón no se terminan de esclarecer ni de juzgar, misión imposible para una Fiscalía General de la Nación que viene sometida a subasta entre los principales carteles del narcotráfico y clanes mafiosos; corrupción del poder judicial que ha hecho metástasis, con la conformación de ‘Carteles de la toga’ que cubren hasta las altas Cortes.
Decía Jaime Garzón “si uno vive en este país, tiene una tarea fundamental que es transformarlo”, propósito alcanzable con la lucha organizada del pueblo, con la que se constituya otro régimen que supere el actual orden de injusticia, persecución e impunidad; teniendo presente la fórmula propuesta por Garzón: “los indígenas tradujeron el artículo 11 de la Constitución: ‘Nadie podrá llevar por encima de su corazón a nadie ni hacerle mal en su persona, aunque piense y diga diferente’. Si nos aprendemos este artículo, salvamos este país”.
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INSURRECCIÓN 960