Navidad y Año Nuevo deberían ser de encuentro y reconciliación, por tanto de alegría, pero no lo son para más de media Colombia, 26 millones de compatriotas sobreviven en la pobreza y la miseria, que nos hace ser un pobre país, el más pobre del continente.
El presente gobierno heredó de los anteriores una crisis de miseria y pobreza sufridas por el 53 por ciento de la población, como resultado acumulado de décadas de tener un sistema capitalista parasitario dedicado a engordar banqueros y propietarios de bienes raíces, a quienes se les rebajan impuestos, mientras no incentivan la producción nacional, que lleva a que sea el rebusque callejero el principal empleador del país, el denominado empleo informal es el 60 por ciento del total. Tal modelo económico
sustentado en la ganancia fácil, pare la cultura del ‘todo vale’ y desemboca en la captura del Estado por parte de mafias que hegemonizan con la ‘ley metálica de plata y plomo’, que es ‘te vendes o te mato’. En este pobre país todo se mueve para que un puñado de súper ricos se enriquezca, con la simbiosis entre las mafias de los negocios ilícitos, los empresarios inmobiliarios y de las finanzas, que les dan apariencia de legalidad a tales fortunas.
El actual gobierno en su pretensión reformista se estrella con este modelo económico paridor de empobrecimiento, exclusión y depredación, sostenido por el régimen represor, realidad dura de cambiar, que demanda de un verdadero proceso de transición, que lleve a este pobre país a dejar atrás el imperio de lo ilícito, para priorizar la producción nacional amable con la Madre Tierra y al servicio de las mayorías colombianas, que genere empleo y sea acompañado por un sistema político al servicio del pueblo. La
pregunta es, ¿las élites súper ricas están dispuestas a acceder a este cambio?, también se requiere la decisión de enfrentarlas de parte de los que queremos el cambio.
El pueblo ha conquistado sus derechos en lucha contra el sistema antidemocrático y represor, las élites dominantes no se los regalan, es de la sabiduría popular que ‘solo el pueblo salva al pueblo’, en sus luchas está lograr las transformaciones de fondo que exigen el modelo económico salvaje y el régimen político, con las que tengan dignidad la mayoría de la sociedad colombiana, que hoy no la disfruta.
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