El gobierno impulsa su idea de Paz Total, pero debe entender que si no se construye entre todos una visión común de paz, pero si pretende imponer su idea, va a seguir cosechando rechazos.
Luego de 75 años de conflicto armado interno es apenas obvio que surjan muchas ideas de cómo alcanzar la paz, las posiciones más distanciadas están entre los que consideramos que las diferencias entre colombianos las podemos resolver por medio del diálogo, estableciendo acuerdos y cumpliéndolos, posición que busca construir una ‘cultura de negociación’; al otro extremo están quienes piensan que es mejor seguir dirimiendo las controversias ‘a machete’, como se ha hecho a lo largo de la historia, cuando por disputas políticas asesinaron a Sucre y a Rafael Uribe Uribe.
Estas ideas contrapuestas se expresan en dos modelos diferentes sobre cómo resolver el conflicto, nosotros el Ejército de Liberación Nacional (ELN), estamos entre quienes buscamos la paz por medio de acordar una Agenda de transformaciones del país, mientras en el lado opuesto se encuentran quienes buscan la pacificación, persiguiendo y exterminando a quienes se les oponen, modelo que según un escritor nacional “desmoviliza a una guerrilla, le echa la culpa de todo, mientras el país no cambia”. Este fracasado modelo de pacificación lo han intentado las élites dominantes durante varias décadas, por lo que corrigiendo el rumbo, en marzo pasado con este gobierno firmamos el Acuerdo de México, con el que buscamos promover un Acuerdo Nacional que saque adelante una Agenda de transformaciones para la paz, confeccionada con la más amplia participación de la sociedad.
Este propósito de paz con cambios se estrella con el viejo régimen que sigue hegemonizando en todas las ramas del Estado, quienes se oponen en el Congreso a cualquier reforma que merme los intereses de la minoría súper millonaria y a que se implemente el nuevo modelo de solución política del conflicto, basado en la premisa que ‘todos debemos cambiar, para que Colombia cambie’.
Este gobierno se mueve de forma ambivalente, dado que firma ante la comunidad internacional, una Agenda de negociación donde la sociedad sea protagónica, pero otras veces, pretende desconocer los protocolos de funcionamiento acordados, e intenta imponer a ‘machetazo limpio’ el modelo de sometimiento y pacificación de la extrema derecha que aún hegemoniza al Estado.
El ELN seguirá respetando los Acuerdos firmados en los cuatro ciclos de negociación realizados y no acepta chantajes que se pretenden imponer a través de las campañas mediáticas. Seguimos esperando
que el gobierno cumpla con la realización del Quinto ciclo, de acuerdo a las temáticas de discusión elaboradas de común acuerdo.
La Paz Total iría rumbo al fracaso si se amolda a la añeja costumbre de que quien gobierna impone su idea a los demás, en vez de construir consensos que interpreten a la mayoría de la sociedad, lo que resultaría, en seguir caminando por la vía de resolver las diferencias ‘a machete’.
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